lunes, 18 de julio de 2011

doctor K: El sueño y la obesidad.

doctor K: El sueño y la obesidad.

El sueño y la obesidad.

NUEVA YORK (Reuters) - ¿Quiere evitar el aumento de peso? Quizá dormir un poco más podría ayudarlo.
Las personas que descansan muy poco comen más y no queman calorías adicionales, según un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en American Journal of Clinical Nutrition que suma evidencia que respalda la relación entre la falta de sueño y el incremento de peso.
Aproximadamente entre 50 y 70 millones de residentes estadounidenses -incluida una cantidad importante de trabajadores con horarios rotativos- padecen privación crónica de descanso y trastornos del sueño, de acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud.
"Si usted está intentando controlar su peso, sería útil no privarse de dormir", dijo Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York, en el Hospital St. Luke, que dirigió el estudio.
Aunque la investigación más reciente, al igual que otras que se realizaron antes, no prueba que la falta de sueño haga que las personas engorden, muestra que dormir bien debería ser una prioridad, señalaron expertos.
St-Onge y sus colegas reclutaron a 30 hombres y mujeres de 30 a 50 años, todos con peso normal. Los participantes vivieron y durmieron en un centro de investigación durante dos períodos distintos de cinco noches cada uno.
Durante uno de los lapsos estudiados, se les permitió dormir nueve horas por noche. En el otro período, sólo pudieron dormir cuatro horas. En ambos casos, recibieron una dieta estricta los primeros cuatro días de estadía y se les permitió comer lo que quisieran el quinto y último día de cada lapso.
Pruebas mostraron que más allá de qué esquema de sueño siguieran, las personas quemaban una cantidad similar de calorías, cerca de unas 2.600 por día.
Pero cuando se les quitaban horas de sueño, se alimentaban con unas 300 calorías más en promedio al final de cada día de estudio, comparado con cuando descansaban normalmente.
Los participantes que dormían bien consumían en promedio 2.500 calorías diarias, comparado con 2.800 cuando eran obligados a dormir menos.
Si eso se mantuviera en la vida diaria de una persona, colocaría a quienes no duermen bien en mayor riesgo de desarrollar obesidad, señalaron los autores.
Los participantes también dijeron que se sentían más lentos y menos enérgicos después a unos pocos días de cumplir con el esquema de reducido de sueño.
Hay algunas explicaciones posibles detrás de esta relación entre el sueño y la alimentación, teniendo en cuenta que estudios previos ya demostraron que las personas que duermen poco queman menos calorías.
Una es que el sueño "parece jugar un papel clave en cómo el cuerpo maneja las hormonas que controlar cuánto hambre tenemos, cuándo tenemos hambre y qué tipos de alimentos deseamos", dijo Michael Grandner, que estudia el sueño y sus trastornos en la University of Pennsylvania en Filadelfia.
Otra explicación es que cuando las personas están cansadas tendrían más problemas para tomar decisiones alimenticias saludables.
"Es posible que cuando uno duerme poco sea más susceptible a cumplir los deseos" en lo que respecta a la comida, dijo St-Onge a Reuters Health.
Grandner añadió que es posible que la relación se dé en ambos sentidos y que comer mucha cantidad de ciertos tipos de alimentos pueda perjudicar el esquema de sueño de una persona, o que alguien con un trabajo estresante duerma muy poco y coma demasiado como resultado.
Descansar mal también se ha relacionado con otros problemas de salud, como la enfermedad cardíaca y la diabetes, que tienen sus propias asociaciones con el peso, lo que complica aun más el panorama, agregó.
Los resultados muestran que "el sueño debería ser una prioridad", señaló el experto.

lunes, 21 de marzo de 2011

Comer frutos del bosque ayuda a prevenir el Mal de Parkinson

Un delicioso cambio en la alimentación contribuye a mantener a la enfermedad de Parkinson a raya, ya que las personas que comen frutos del bosque tienen un riesgo menor de padecer esta patología, concluyó una nueva investigación.
Un delicioso cambio en la alimentación contribuye a mantener a la enfermedad de Parkinson a raya, ya que las personas que comen frutos del bosque tienen un riesgo menor de padecer esta patología, concluyó una nueva investigación.
Los investigadores de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) explicaron que la clave está en los flavonoides, unos compuestos antioxidantes que se encuentran en una amplia variedad de frutas y verduras.
"Nuestro estudio sugiere que los flavonoides tienen efectos neuroprotectores, por lo cual podrían ser formas naturales y sanas de reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson", dijo Xiang Gao, uno de los autores.
LA ENFERMEDAD DE PARKINSON
El mal de Parkinson afecta a las neuronas que producen dopamina en regiones del cerebro que controlan el movimiento muscular. Por ese motivo, los síntomas principales son el temblor de las manos, la lentitud de los movimientos, la falta de equilibrio, los problemas de coordinación y la rigidez en el cuerpo. Cuando la condición avanza puede generar problemas para hablar, caminar o masticar.
Esta patología suele afectar a personas de más de 60 años, aunque en algunos casos surge antes, y se detecta en mayor medida en los hombres que en las mujeres. Todavía no hay una cura para este mal, pero los fármacos ayudan considerablemente a lidiar con los síntomas.
FRUTOS DE SALUD
Para analizar el efecto de los flavonoides en la prevención de la enfermedad de Parkinson, los autores trabajaron con 49.281 hombres y 80.336 mujeres. Los voluntarios completaron un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios y luego los investigadores siguieron su estado de salud durante 20 a 22 años.
En dicho período 805 personas contrajeron esta patología, pero los hombres que consumían mayores cantidades de frutos del bosque mostraron un riesgo 40% menor de desarrollar este mal en comparación con los que apenas consumían estos alimentos.
En el caso de las mujeres, un tipo específico de flavonoide llamado antocianina se asoció a un peligro menor de sufrir el mal de Parkinson.

jueves, 17 de febrero de 2011

INSOMNIO Y OBESIDAD

Advertencia: el insomnio puede producir obesidad
Cuando alguien no duerme bien se produce un aumento de la hormona grelina, que incrementa el apetito, y un descenso de la leptina, que lo disminuye. ¿La consecuencia? Más hambre al despertar, especialmente por alimentos hipercalóricos, que acaban provocando una sobrealimentación y, en último término, ganancia de peso.




Cuando pensamos en las mejores formas de perder peso nos imaginamos haciendo ejercicios largas horas y siguiendo estrictas dietas. Pero lo último que pensaríamos es que durmiendo más y mejor podemos bajar algunos kilos.
Así lo dicen varios estudios nacionales e internacionales que revelan que la pérdida de sueño puede afectar el metabolismo negativamente haciendo más difícil perder peso o mantenerse. En uno de los estudios, los médicos entrevistaron a más de mil personas sobre sus patrones de sueño. Sorprendentemente encontraron que el peso se relacionaba negativamente con las horas de sueño: los que dormían más y mejor, pesaban menos.
La razón estaría en que cuando una persona ha pasado varias horas sin dormir bien, comienza a secretar en menor cantidad la hormona leptina, encargada de disminuir el hambre, a la vez que aumenta la concentración de la hormona grelina, cuya función es favorecer el apetito. Por lo tanto, las personas que crónicamente tienen mal sueño, experimentan más hambre.
Lo peor es que esa relación se estrecha aún más en la niñez, según explica el médico especialista en sueño, Patricio Peirano del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, quien agrega que el tema no es menor si se piensa que la gente suele olvidar que uno de los elementos importantes para preservar la salud es tener un adecuado período de sueño. Sin embargo, hay una serie de factores que conspiran contra ello, especialmente no respetar horarios de dormir y despertar. “Por ejemplo los estudiantes adolescentes no sólo acortan el sueño durante el período escolar, sino que lo alargan durante el fin de semana. Por tanto, atrasan y desplazan sus horarios de sueño. Se acuestan a las 5 de la mañana y se levantan a las 2 de la tarde. Aunque el sueño es de la misma duración no tienen la misma calidad. Si a eso le agregamos el cigarro, las drogas y el alcohol, imagínese la calidad”, acota Peirano.
Otro problema es que jóvenes y adultos tomen desde temprano fármacos, tranquilizantes, bebidas energéticas, té, café y gaseosas colas porque los ayudan a estar más despiertos. Pero cuando se duermen, el sueño no es de calidad porque su cuerpo y su cerebro está metabolizando los estimulantes ingeridos, indica.
Afecta el metabolismo
Un estudio belga con voluntarios sanos a los que se les privó de horas de sueño durante un periodo de entre dos y seis días documentó las consecuencias endocrinas y metabólicas que acarrea el robar horas al descanso. El grupo de Karine Spiegel, del Hospital Universitario Anderlecht, en Bruselas (Bélgica), observó que la falta de sueño provocaba alteraciones en el metabolismo de la glucosa, tales como menor tolerancia al azúcar, alteraciones de la función de las células beta, reducción de la utilización de la glucosa no insulino dependiente y menor sensibilidad a la insulina. Eso significa que dormir mal también puede interferir con la capacidad del cuerpo para metabolizar los carbohidratos, por lo tanto los niveles de azúcar en la sangre pueden aumentar. Esto promueve la sobreproducción de insulina, lo que favorece el almacenamiento de grasa en el cuerpo y la resistencia a insulina. Una vez que se da este problema, aumenta la probabilidad de que la persona llegue a desarrollar diabetes.
El otro mecanismo por el cual la falta de sueño le puede hacer subir de peso, es aumentando los antojos por los dulces. En una de las investigaciones se encontró que cuando se está privado de sueño no solo aumenta el hambre, sino que también se afecta las “selecciones” de alimentos. Y los preferidos son los más dulces y calóricos.